Durante 1923 la Compañía Ibérica de Telecomunicación, fabricante de equipos de comunicaciones, y dirigida por Antonio Castilla, decidió unirse con la Sociedad de Radiotelefonía Española, dirigida por Carlos De la Riva. De la fusión de ambos grupos surgió la nueva entidad Radio Ibérica, S.A., encargándose de su dirección técnica los hermanos Carlos y Adolfo De la Riva. En 1923 se instaló en el Paseo del Rey nº 18 de Madrid un pequeño estudio en el taller de fabricación de válvulas electrónicas de la compañia, naciendo así Radio Ibérica.
A mediados de aquél año dieron comienzo en Madrid las emisiones experimentales de Radio Ibérica con un transmisor de 500 vatios diseñado y construido por los Hermanos de la Riva en los propios talleres Radio Ibérica, S.A. Programas musicales, culturales y mensajes comerciales sobre los propios receptores que fabricaban conformaban su parrilla de programación.
Sus emisiones, generalmente los jueves y domingos entre 7 y 9 de la tarde, eran de contenido imprevisible: música de gramófono, cuentos para niños, lecturas, recitales poéticos y algunas conferencias sobre temas diversos. El 22 de diciembre Radio Ibérica alcanzó un enorme éxito entre los madrileños radiando el sorteo de la Lotería de Navidad desde la Casa de la Moneda.
La señal de Radio Ibérica, en una longitud de onda de 392 m., se recibía sin problema en los receptores de galena madrileños, llegando incluso a captarse en Barcelona, Valencia, Zaragoza, Bilbao, San Sebastián, Sevilla y otras capitales.
La señal de Radio Ibérica, en una longitud de onda de 392 m., se recibía sin problema en los receptores de galena madrileños, llegando incluso a captarse en Barcelona, Valencia, Zaragoza, Bilbao, San Sebastián, Sevilla y otras capitales.
A partir del 30 de junio de 1924 la programación de Radio Ibérica incluía una transmisión de la hora oficial (comprobada con el Observatorio Central Meteorológico y la Torre Eiffel), noticias meteorológicas y previsión del tiempo para toda España.
En 1925 emitía uno de los primeros boletines informativos, “Gaceta Radio”, que incluía crónicas, noticias, sucesos, información de provincias y del extranjero, la cartelera de espectáculos, la crítica teatral y notas de sociedad. Pero en España, al igual que en otros países, colisionaron los intereses económicos de la prensa establecida con el fenómeno emergente de la información radiofónica: los primeros ensayos de Radio Ibérica fueron acremente criticados en la prensa escrita, hasta el punto de que la emisora tuvo que abandonar su pretensión de emitir boletines informativos los domingos ante la presión de los periódicos, que entendían que así se quebraba el descanso dominical que disfrutaba la profesión periodística. Con todo, desde la primera semana comenzó a radiarse, de lunes a sábado, el boletín de Radio Ibérica.
No obstante, diversos problemas económicos y de competencia con otras emisoras emergentes hicieron que Radio Ibérica no pudiese mantener la programación diaria.La falta de ingresos para mantener el ritmo de emisiones fue la que llevó a la dirección de Radio Ibérica a buscar el apoyo de un grupo de comercios de material radioeléctrico de Madrid, que se asociaron con el nombre de Radio Madrid, para financiar cuatro horas de la programación de la emisora.
Pese a emitir programas con cierta regularidad, cuando tuvo lugar la regularización de la radiodifusión comercial en España, esta emisora no solicitó el permiso oportuno, por lo que no fue la primera emisora registrada (la primera fue EAJ-1 Radio Barcelona), Radio Ibérica (EAJ-6) tardó en solicitar su licencia quedando relegada al “sexto puesto”.
En 1926 desaparecería definitivamente de las ondas dejando de emitir.
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